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I Can't See You- Cap - 13.

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Sieg-Phantomhive's avatar
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Titulo: I Can't See You.
Pareja: John x Paul.
Advertencia: Esto es SLASH (CHICOXCHICO). Mayores de 13 años.
Disclaimer: Ni Paul, John, George, Ringo o Stu, me pertencen.



CAPÍTULO 13.



TRES MESES ATRÁS.



Paul sabía que él estaba siendo un desgraciado, uno bastante cobarde e idiota. Pero ahora eso a él no le importaba ni un carajo. Estaba siendo egoísta con Lennon y consigo mismo; él estaba escondiéndose nuevamente y no le importaba lo mucho que su corazón le reprochara, no le importaba porque su cabeza le decía que estaba haciendo lo correcto, y Paul siempre fue más alguien racional que emocional, a él no le iban los sentimientos, McCartney no se llevaba muy bien con ellos. Tampoco pensó que en algún momento le hicieran falta, tal vez era porque él nunca se imaginó que alguien se fuera a fijar en un ciego como él.

Frunció el ceño cuando pensó momentáneamente en dejar la estupidez de lado y salir a buscar a John; agarrar sus maletas e irse con él sin importarle nada. Sus pensamientos se esfumaron al recordar su condición. ¿Qué utilidad le iba a dar él a John? Paul estaba seguro que sólo le traería problemas, nada más que eso. Era más que seguro que Lennon se iría y en menos de nada se olvidaría de él, entonces Paul volvería a estar en el olvido y tendría que acostumbrarse nuevamente a su amada soledad; esa que de vez en cuando le hacía tanta falta. Lo que menos quería Paul era andar sufriendo por alguien, un alguien que lo dejaría de lado y no le iba a importar lo que él sintiera; porque él era sincero, ¿quién carajos se lo iba a aguantar a él tanto tiempo? ¿Quién se iba a encartar con un ciego egoísta, arrogante, odioso y pedante como él? Una sola respuesta: Nadie.

Suspiró frustrado. Su estúpido corazón se apretaba dolorosamente en su pecho y la sensación no le gustaba ni un poco, se sentía sofocado, como si una parte de él se hubiera ido con John, él odiaba eso. McCartney estuvo a punto de arrojar su guitarra acústica a la pared sólo por el placer de escuchar algo más que sus estúpidos pensamientos. Se mordió el labio inferior con fuerza, tanto así que su labio inferior sangró levemente. Apretó sus puños y gruñó furioso consigo mismo. ¡Maldito el momento en el que conoció a John Lennon! Pensó.

De un momento a otro Paul soltó una carcajada. Hace algún tiempo él no se hubiera imaginado en semejante situación. Ironías de la vida, pensó. Más de una vez escuchó a John llamarlo desde el patio de su casa, él lo ignoró, tocó su guitarra y su piano lo más fuerte que pudo, apretó sus puños, frunció el ceño y trató de olvidarlo, trató, porque no pudo.

Fue un mes después cuando Paul escuchó a su madre decirle que John se iría. Él ya lo sabía, Michael había venido a decírselo, McCartney se había hecho oídos sordos. No quería hablar con John, no después de semejante situación que ambos habían protagonizado frente a su casa. No faltaba decir que sus padres ya sabían hacia donde iban los intereses sexuales de su hijo. Más Paul no se consideraba gay, si bien nunca le gustó una mujer, tampoco los hombres llamaron su atención, John era especial.

— John preguntó por ti, ya sabes.
Paul medio asintió.
— No quiso que lo despidiéramos en la estación… Stu se sintió ofendido… — Ringo tosió incomodo — Él…bueno, creo que él espera que lo llames o algo.
McCartney frunció el ceño.
— ¿Dijo eso?
— No…pero era evidente. Vino acá muchas veces ¿no?

Paul no respondió y Ringo se removió incomodo en el sofá del cuarto de música. Hoy McCartney lo había recibido, para ser sinceros esperaba verlo en un estado similar al de John; era todo lo contrario, Paul no se veía cansado, tenía el mismo peso de siempre y su cara no denotaba ningún malestar. Parecía que nada de lo que había pasado lo había afectado.

— ¿Y Harrison?
La pregunta sorprendió a Richard.
— Hmp, él…él está bien — agradeció que Paul no pudiera ver el sonrojo de su cara.
Paul soltó una risita sin hacer comentario.
— Mira Richard, si has venido a que te diga que voy a salir corriendo detrás de Lennon, has venido a perder tu tiempo, no es algo que este en mis planes. Ahora, si sólo quieres tocar un poco de música, estoy más que dispuesto a acompañarte.

Ringo no consiguió una respuesta positiva hasta meses más tarde.

El tiempo pasó lentamente para Paul. La mayoría estuvo encerrado en el salón de música tratando de componer algo que valiera la pena. Nada de lo que hizo sirvió. Todo era pura basura. Algunos días Paul sólo se quedaba acostado en su cama, cerraba sus ojos y trataba de imaginar algo, tiempo perdido, todo era negrura. Lo intentó con sus libros, tomó un reproductor y colocó cada uno de los volúmenes que antes tanto disfrutaba, Ni Poe, Stevenson o Doyle lograron sacarlo.

La música fue su único recurso, uno en el que se refugió durante ese tiempo. Fue la única que logró tranquilizarlo, distraerlo e inspirarlo.

Un día, George, Ringo, Victoria y Stuart golpearon a su puerta. Richard habló como representante y le comentó a Paul el viaje que pensaban hacer a Londres con motivo de ver a John y de conocer a Hamish…Hamish, su nuevo amigo. McCartney frunció el ceño.

— Olvídalo.
Ignoró el gruñido del que supuso era Sutcliffe.
— Paul…
— Sinceramente Richard ¿a qué voy a ir?
— Por favor — Stu gruñó — ¿Quieres que te roguemos? Sabes perfectamente porque queremos que vayas. No tienes que hacerte el imbécil.
— Stuart…
Ringo fue interrumpido.
— Me vale. Yo no te conozco, tú no me conoces, no me vengas a hablar con semejante confianza Sutcliffe — Paul alzó la cabeza consciente de su estatura superior — No tienes derecho, ni siquiera como amigo de Lennon. Richard, ya te he dicho que no voy a ir, y por favor, deja de insistir, ya te lo había dicho, no quiero volver a…ver a Lennon.

Cerró la puerta en la cara de ellos y se refugió nuevamente en su cuarto de música. Alcanzó a escuchar como Stuart lo maldecía. Al otro lado de la puerta Ringo negó con la cabeza, Paul comenzaba a desmoronarse. Sus ojeras, sus labios resecos y partidos, los dedos a punto de sangrar y su apariencia, algo de lo que Paul siempre cuidaba, reflejaban su situación.

Paul cayó en un hueco días después. Ya ni la música lo relajaba, ahora deseaba escuchar la voz de Lennon, quería sentirlo nuevamente a su lado así solamente fuera para discutir. Las pesadillas inundaron sus sueños negros y Paul se estaba desesperando ¡¿Cómo era posible que todo esto estuviera sucediendo?! Ya no controlaba su vida como antes, se había hecho dependiente de alguien, alguien que se había ido para seguir adelante. Ese día, Paul McCartney deseó nuevamente poder ver, porque si pudiera hacerlo, él acompañaría a John a cualquier lugar sin importar su bienestar. Si él fuera normal, le escribiría una carta a John, viajaría solo sin depender de nadie para ir a visitarlo, lo vería por computador y hablaría con él sin ningún problema. Nada de eso era posible.

Ringo volvió unos días después con noticias de John. El chico ya se había  aclimatado a su vida universitaria y se consiguió un gato y a un rubio pequeño como compañeros de piso. También era visitado por un estirado con bufanda constantemente. Paul medio asintió mientras trataba de tocar nuevamente su piano, se le hizo imposible cuando vio que Richard no planeaba cerrar la boca.

— Richard…
— El gato se llama Gilbert y la vive mordiendo los pantalones de Hamish — Ringo se rió — Así se llama el compañero de John, es todo un caso. El día que fuimos con los chicos el pobre se perdió en el campus y John tuvo que ir a traerlo de vuelta.
Paul alzó una ceja.
— ¿Y?
— Deberías conocerlo Macca, aunque tal vez te llevarías mejor con su novio…es algo especial. Su nombre es Benedict y le tiene ciña a John porque piensa que anda detrás de Hamish.
— ¿Quién dice que no es así? — Paul suspiró — Mira Richard en éste momento no tengo muchas ganas de escuchar las travesías de John y su compañero.

Richard salió derrotado nuevamente de la casa McCartney.

UNA SEMANA ANTES.


Cuando Stuart entró a su cuarto de música gritándole un montón de cosas que Paul entendió. McCartney supo que a todos ya se les había agotado la paciencia con él. Hasta él mismo estaba cansado de su cobardía. Sutcliffe no se quedó mucho tiempo, sólo lo suficiente para gritarle lo estúpido, imbécil, cretino e idiota que estaba siendo con John “Que el imbécil ese te quiere y yo no tengo ni idea de por qué”  Palabras de Sutcliffe no de McCartney. Stu se ganó un puño en un ojo y Paul uno en la mejilla. Pero el golpe fue lo suficientemente fuerte como para que el chico dejara, literalmente, de joder. Claro, él no le dijo nada a Stu, quien se fue más furioso aún, si es que eso se puede.

— ¿Disculpa? — Richard casi se cae de la silla.
— No me vas a hacer repetirlo ¿verdad? — Paul frunce el ceño — ¿Me vas a ayudar o no?
Ringo soltó una carcajada y asintió feliz. John se llevaría una sorpresa gigantesca.


.
.
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Benedict arrastró a John hasta el edificio en el que vivía con Hamish. Lo empujó prácticamente a patadas escaleras arriba y Lennon casi le devuelve el favor con un puño en su hermoso rostro, según Ham por supuesto.

Se encontraron con Hamish mordiéndose el labio inferior en la puerta del apartamento, tenía los brazos cruzados, movía su pie izquierdo con ansiedad en el piso y mascullaba algo que ninguno de los dos entendió. Apenas el rubio vio a Benedict se le fue la mueca y le saltó encima. Lennon se zafó furioso y volteó la cara sin ganas de verlos compartir saliva. Echó un vistazo a su apartamento y casi se cayó cuando vio a Paul sentado en el sofá con Gilbert muy cómodo en el regazo.

— Lennon — Paul medio sonrió acariciando la cabeza del gato que ronroneó feliz.

John abrió la boca sin una sola palabra saliendo de su boca. La cerró para no verse como un estúpido, aunque Paul no lo viera, Benedict y Hamish sí. Tomó asiento frente a McCartney y agarró a su bola de pelos como un puerto seguro para calmarse, Gilbert maulló descontento y lo mordió en la mano saliendo esfumado después de eso. John entrecerró los ojos, gato traidor.

— ¿No me vas a hablar John? — Lennon no pudo evitar suspirar tranquilo al escuchar la voz del chico llamarlo por su nombre — Richard me dijo que andabas de lo mejor acá.
— ¿Cómo llegaste?
Paul frunció el ceño. No esperaba esa pregunta.
— ¿Qué más da cómo o con quién llegue? Estoy acá, eso es lo único que te debería importar. El resto es una nimiedad.

¿Nimiedad? Para Lennon nada de esto había sido una simple nimiedad. Había esperado esta visita desde hace un montón de tiempo y Paul simplemente se aparecía y decía que no importaba… ¡Y un carajo! Lennon estuvo tratando de sacárselo de la cabeza, tratando de odiarlo, de superar lo poco que habían tenido en Liverpool; sucedió todo lo contrario, McCartney echó más raíces en su corazón. ¡Como si eso fuera posible!

— ¿John?— La voz de Hamish le llamó la atención — Ben y yo tenemos que ir a…ir a…
Benedict bufó.
— Sólo nos vamos — agarró al rubio de la mano y cerró la puerta dejándolo a él con Paul. No sólo el gato era el traidor.

Vio a Paul fruncir el ceño. El chico se removió incomodo en el asiento levantándose finalmente. Fue cuando Paul se cayó al estrellarse con un mueble, que John volvió en sí.  Vio como el chico se agarró la mano izquierda con fuerza, seguramente se la había lastimado un poco con el golpe.

— ¿Estás bien? — Tocó la cabeza de Paul.

McCartney ignoró la ayuda que Lennon le ofreció. Se levantó despacio y dudo unos segundos en caminar, su bastón negro golpeó la mesa nuevamente y John estuvo seguro que por poco Paul hubiera golpeado su bastón con la mesa sólo por furia. Él vio los ojos de Paul oscurecerse llenos de enojo, sus ojos violentos, sus cejas fruncidas al máximo, sus puños presionados hasta ponerse blancos, vio su mandíbula apretada, vio su impotencia, su rabia, su desespero, vio su inseguridad más a flote que nunca. McCartney no estaba en su ambiente, no tenía un mapa mental del apartamento de John, no conocía el territorio, Lennon sabía que eso sólo lo jodía más; porque eso significaba que esta vez no podría huir, no podría escaparse ni esconderse. John tenía toda la ventaja en sus manos, más eso no significaba que se sintiera bien al ver a Paul en ese estado. No quería que el chico se sintiera amenazado, no quería ver la incomodidad y rabia reflejadas en sus hermosos ojos, porque eso sólo ocasionaría que Paul no quisiera volver jamás y eso significaría que John no volvería a ver hasta que fuera a Liverpool. Lennon no podría soportar eso, no sabiendo lo mucho que le costó alejarse de Paul y no tenerlo cerca de él por tres largos meses.

Cuando Paul gruñó al tropezarse esta vez con una lámpara, Lennon vio como mandó su bastón hacia él. Se quitó del camino del objeto rompiendo una baratija que Ben le había dado a Hamish, se encogió de hombros y lo recogió apenas cayó al suelo. No estaba molesto, ni siquiera creía que McCartney le hubiera lanzado el bastón con la intensión de golpearle. Paul no sabía dónde estaba él. Más sí fue hacia el chico cuando previno un nuevo ataque de furia. Lo tomó del rostro con cuidado, el chico trató inútilmente de zafarse del agarre, se removió con violencia casi haciéndolos caer.

— Cálmate Paul — John le acarició las mejillas —. Tranquilo.
— ¡Con un demonio! — Gritó empujando a John, quien cayó sentado en un mueble aún con el bastón en la mano —. Llama a Richard. Dile que esto no ha sido más que una jodida pérdida de tiempo.
— Paul…
— ¡Me largo de acá! ¡Ni siquiera sé por qué carajos vine! — Paul retrocedió despacio — ¡Me quiero ir! ¡Llámalo Lennon! ¡Llámalo y dile que venga por mí! ¡Quiero irme a mi casa, a mi lugar! ¡No quiero estar acá ni un minuto más!
John se sentía herido.
— No voy a llamar a nadie — gruñó levantándose e ignorando la mueca que hizo Paul cuando agarró con fuerza sus manos, especialmente la izquierda — No vas a ir a ningún lado. Te vas a quedar acá. Te vas a calmar porque te estas poniendo histérico ¿Me oyes Paul? Te vas a callar y vas a dejar de joderme la vida.

Paul se rio con fuerza en brazos de John.  Lennon se desconcertó un poco, lo suficiente como para que el otro chico se zafara de sus manos y saliera huyendo de él. John parpadeó, Paul nunca había huido de esa forma, a él le gustaba tener la última palabra, no salir como lo había hecho hace poco. Escuchó un golpe y vio al chico en el suelo de su sala, miró como se levantó y tropezando llegó de alguna forma hasta la puerta de su apartamento. Paul la abrió, cuando Lennon reaccionó nuevamente, el chico ya estaba próximo a las escaleras.

— ¿A dónde carajos vas? — Lennon lo tomó de la camisa.
— No vas a llamar a Richard, bien, yo mismo voy a ir a buscarlo. No te necesito, yo puedo solo — empujó a John tropezando con sus pies.

Cuando menos se lo esperó, Lennon vio asombrado y nervioso como Paul rodó escaleras abajo. A paso apresurado el chico bajó las escaleras. McCartney estaba hecho bola cual gato en el suelo. Sostenía su mano izquierda con más fuerza que nunca, tenía una mancha roja en su mejilla izquierda, seguramente un cardenal a futuro, mordía su labio haciéndolo sangrar, presionaba sus ojos, sus cejas fruncidas. John supo que Paul estaba a nada de romperse.

Se agachó a su lado, Paul se estremeció, no precisamente de placer, cuando John tocó su brazo. Se levantó con violencia y se sentó en la pared que supuso estaba más lejos de Lennon. Recostó su cara en sus rodillas y abrazo sus piernas con sus brazos ignorando el dolor de su mano. McCartney no quería estar más allí, no deseaba sentirse más inútil de lo que ya era, sentirse fuera de su elemento lo noqueó más fuerte de lo que se imaginó, ni por John, Paul volvería a pisar ese lugar, ese lugar que no era suyo y era totalmente desconocido para él. No le gustaba la sensación que estaba teniendo, nunca se había sentido más humillado que ahora.

Había venido a Londres en compañía de Richard para hablar con John, para sentirse nuevamente completo y arreglar las cosas o al menos intentarlo. Pero apenas escuchó la voz del que supuso era Hamish, Paul supo que había sido un error, él no pertenecía a este lugar, no lo conocía, no se sentía seguro, todo lo contrario. El chico se sentía en aguas desconocidas, unas que en cualquier momento se lo tragarían sin dejarlo salir. Sonaba exagerado, pero para alguien que estaba acostumbrado a confiar en sus sentidos, en los mapas mentales que tenía de su pequeño mundo en su cabeza, a no poder ver nada con sus ojos, era muy difícil llegar  a un lugar nuevo, eso significaba una nueva barrera que romper, un nuevo laberinto para armar. Paul no se sentía con la suficiente fuerza como para hacerlo, no ahora.

— ¿Qué hago acá?
John miró a Paul ante aquel susurró.
— ¿Viniste por mí?
— No quiero esto — Paul levantó la cabeza y John sintió como si el chico lo viera con sus ojos blancos —. No quiero sentirme así, no me gusta John, no me gusta…

Después de eso John escuchó asombrado un sollozo débil. Paul estaba llorando, algo que nunca se imaginó.
Hola chicas!!! Como les dije, esta vez regresé más temprano. No dejé dos meses :lol:
Espero que les guste este capítulo. Lo tenía escrito desde hace unos días pero me hacía falta terminarlo.
Diganme qué les parece y nos estamos leyendo pronto!!!

GRACIAS POR LEER.

P.D: Si alguna se pregunta cómo son Hamish y Ben, sólo tienen que ver a Martin Freeman y Benedict Cumberbach, de hecho, el nombre de Hamish, es el segundo nombre de John Watson :D.
© 2013 - 2024 Sieg-Phantomhive
Comments16
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NomytsuquiBluby's avatar
Actualiza prontito :( que si no me voy a morir de la intriga T.T que me enamore de tu fic y no quiero que me deje plantada -n- amo como escribes, ya me lei "Love me do" y dios que es un fic que me gusto bastante leer, lo disfrute mucho :) un abrazo y pls no tardes <3